sábado, 18 de noviembre de 2006

II - Un pedazo dee vida 1

Al salir del baño, giré a la izquierda, rumbo a mi habitación, sonaba todavía en mi mente una voz que me decía tantas cosas, que no podía descifrarlas en ese momento.
El partido había quedado atrás, tenia tenues dolores musculares producto de mi actividad. tuve un buen juego pensaba, mientras trataba de contener la ansiedad del próximo encuentro.
El corto tramo que separa una puerta de la otra me pareció más extenso que lo habitual, de repente antes de ingresar se me dio por pensar.. Me detuve, contemplé la escena dentro de mi pieza brillaba una luz tenue, se veía el extremo de la cama, y el típico desorden que llevo conmigo todo estos años pero algo raro había en el aire, de repente me imaginé, soñé, o no sé qué... pero tuve la impresión de que ibas a estar ahí tendida en mi cama, esperándome, con una remera mía, que te va grande, con una inscripción de mi club.
Esperándome, mirándome como me dirigía hacia vos, dijiste algo, no lo pude entender,
Sentí que tu mano me tomaba, me arrastraba hacia la cama, sabes que nunca me pude negar a esas situaciones, de repente giré y nada había pasado, en tu lugar encontré un libro que me presto una amiga.
había parecido tan real, por un momento pensé que te iba a encontrar
Me quité la poca ropa que llevaba y me enrollé un las sabanas, tomé el libro y continué mi lectura justo donde la había dejado. Es extraña la sensación, de vez en vez, giraba la cabeza, y bajaba el libro, pensando o sintiendo, quizá, soñando que estabas a mi lado.
Es una sensación extraña, porque si hubieras estado no se creo que te hubiera dado un beso en la mejilla, algo tierno, nada excitado, muy tranquilo, sabiendo que estabas ahí, que me acompañabas.
Dejé el libro, giré mi espalda para enfrentar tu soledad, y empecé a contarte de la noche, del partido, de las emociones, de la nota para la radio, de como me había sentido...
Me dic un suave golpe en la cabeza, tratando de entrar en razón, estaba como seguro de que estabas ahí, no sé porque pero podía sentir tu perfume, suponía que tu silencio era porque estabas dormida y me di cuenta que no importaba que no me oyeras, que te durmieras, porque te tenia ahí ya habría tiempo mañana, con el desayuno para conversar.
Luego la desilusión, abrí los ojos, y el plano de la cama borro toda idea, aunque sea tenue, de que habías pasado por ahí, el horizonte de la cama parecía muy distante, y en la ventana un pequeño as de luz de luna que entraba por la ventana. De repente ganas de ver la luna, sentir un poco de aire fresco en mi pecho, como si el viento de verdad se llevara los sentimientos pero no, no me voy a levantar, estoy exhausto del partido, y consternado por tu aparición, vuelvo a girar sobre mi espalda, apago la luz, me quedé mirando, a mi lado la meza de luz y el lugar que ocupaba una foto de nosotros, ella está guardada en un cajón...

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