El frío del filo sentí
cunado rozante provoco la herida
sentencio mi mano, salvo mi vida
reflejo manso, inconsciencia divina.
Me sumerjo sin consuelo
ante tus ojos enternecidos
la joven niña que apresurada
con su puño la sangre limpia
ella conserva el trasto enrojecido
yo conservo con orgullo mi herida
No hay comentarios:
Publicar un comentario