lunes, 4 de febrero de 2008

La ciudad de la furia

Se trata de mi ciudad donde la gente se quiere y odia casi como una moneda, dependiendo del lado que cae. Los enamorados se acostumbran a ver a sus doncellas de la mano de cualquier (siempre es otro) príncipe azul, la elección siempre es difícil, saber que puedes estar completamente enamorado, cruzarte 100 veces en la peatonal con esa persona, y nunca podrías tomar las riendas de ese corcel que galopa en tu pecho, que desbocado arrastra y tira por el suelo todo plan, toda maquinación para acercar, extraer una sonrisa, una oportunidad... Y aunque el azar, que en este lugar parece esconderse detras de cualquier puerta de la casa de gobierno, te encierra en la misma diminuta habitación del palacio publico, no hay nadie, simplemente dos personas que en cualquier otro lugar del mundo intercambiarían una palabra, aquí se vuelven presos de todo tipo de prejuicios sociales, y de los otros, esos que son meta sociales, esas creencias que cada uno lleva adentro, porque acá hay dos mundos (o mas) esta el mundo que es, ese qeu pisamos, está el mundo social, el que creamos interactuando con los semejantes, y también está el mundo que nosotros mismo creamos, imagina que vemos a una persona todos los días, pero nunca la saludamos, llega un punto que creemos conocer completamente a una persona sin siquiera haber cruzado una palabra, hacemos su personalidad con fragmentos de situaciones que indudablemente estan cargadas de subjetividades, en definitiva hacemos una persona tal como nosotros creemos o queremos que sea. Hacemos hermosas a las mas arpías y oscuras brujas de esta hermosa y timida ciudad, la ciudad de la furia.

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